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Saqué brujería de un cementerio - Relato de TERROR



Hace un año sepultamos a mi madre, yo iba continuamente a dejarle flores su tumba, una tumba que está rodeada por un marco de concreto y al centro tiene tierra donde plantamos las flores favoritas de mi madre, además de un par de botes clavados en la tierra donde le dejo flores cada que la visito. 

Un día me di cuenta de que, en un costado de la tumba, la tierra estaba removida, de principio no le di importancia, porque por fortuna en ese cementerio suelen dar mantenimiento muy constante, entonces continúe podando las flores, el pasto que había crecido, con mucho amor en los botes, coloque las flores que yo había llevado. 

Estaba haciendo todo con mucha dedicación, cuando de la nada se me acercó una señora, ya mayor, yo calculo que tendría unos 90 años o más, y me dice que tenga cuidado, que mi aura está extraña, que me ponga ruda en mi oreja y que si puedo rece un ave maría, porque ha visto algo extraño en mí. 

Yo no creo en ninguna de esas cosas, así que no le tome importancia, tampoco soy mal educada así que le agradecí y continua con lo mío, estaba por terminar, ya solo me faltaba aflojar un poco la tierra, cuando está muy dura las raíces no crecen tan fácil y las plantas comienzan a secarse o simplemente ya no crecen, para aflojar la tierra suelo llevar una palita pequeña de jardinero, comencé a clavarla en la tierra y a removerla. 

En una de esas paladas, salió de entre la tierra un saco rojo con un listo negro con blanco, de inmediato supe que aquello era brujería, me dispuse a sacarla y fui a tirarla a la basura, ni siquiera lo abrí, así con todos los restos de plantas y flores, lo arrojé a un tinaco destinado para la basura. 

Acomode la tierra, termine y me fui a casa. 

En ese mismo momento cosas raras comenzaron a pasarme, al ir caminando fuera del panteón conforme me acercaba a la salida, me dolía la cabeza, pero sin igual, jamás había experimentado semejante dolor, me asusté, pensé que me estaba dando un derrame cerebral o algo similar, me dio un mareo muy fuerte y me senté, en una tumba con el perdón del muerto, pero me sentía muy mal. 

En ese momento al intentar llamar por teléfono a alguien de mi familia, me di cuenta de que no traía mi bolsa donde guardo mi teléfono, mi cartera y demás, volví sobre mis pasos, pues no recordaba dónde la había dejado, al internarme más en el panteón el dolor de cabeza era menor, hasta que, al llegar a la tumba de mi madre, la cabeza me dejo de doler, encontré la bolsa, estaba tirada cerca de donde la tierra estaba removida. 

Me agaché a recogerla y vi que de entre la tierra se asomaba una esquina color negro, con la palita di tres estocadas hasta que salió prácticamente la mitad de aquello, era una cajita negra, con forma de ataúd, me dio mucho miedo, pero tuve el valor suficiente para ir a tirarlo también a la basura. 

Tome mi bolsa y me asegure de ya no olvidar nada, tome camino a la salida y por fortuna unos metros más adelante me encontré con el señor de mantenimiento, de comenté de lo que había encontrado en la tumba de mi madre y me dijo que, a pesar de tener tanta vigilancia, hay personas que siguen encontrando maneras de pasar y hacer sus actos de brujería. 


Unos metros atrás estaba de pie la viejita que me había comentado antes lo de mi aura, me despedí del señor y corriendo alcance a la señora, quería preguntarle si ella sabía que significaban esas cosas que encontré. 

La Sra. dobló una esquina de unos de los pasillos y desapareció, pensé que solo se me había figurado verla, porque no podía caminar tan rápido como para irse del panteón sin que yo la viera. 

En fin, ya era tarde y tenía que llegar a mi casa a terminar mis deberes, pero de nuevo la situación fue bastante complicada, pues al tener cerca la puerta del panteón la cabeza comenzó a dolerme de nuevo y con la misma intensidad, mi visión se nublo, como cuando ves directamente a un foco, me dieron náuseas y casi vomito, yo tenía entendido que aquellos eran síntomas de migraña, cosa que jamás había padecido. 

Quise tomar asiento, pero no podía ver bien, tenía muy nublada la vista por una luz, solo podía ver un poco por el rabillo del ojo, por donde pude ver que la viejecita se acercaba a mí, con las manos estiradas, pero venía muy rápido, con una velocidad tétrica, anormal, me hice para atrás para intentar alejarme, pero caí en una tumba que estaba abierta. 

Por fortuna no era muy profunda aún, un par de señores vieron que caí y llegaron de inmediato a ayudarme, pude notar claramente que cuando caí, el dolor de cabeza se fue por completo, pero el golpe tan fuerte que me di me dejó doliendo mi cadera y un brazo. 

Un señor de un salto se metió y se puso de soporte para que pudiera pisar en él y salir de ese hueco, mientras el otro señor amablemente sostenía mi brazo. 

Me preguntaron que, si estaba bien, les comenté que me sentía muy mal, que, si podrían llamar a una ambulancia, accedieron sin problemas, cuando salí, el dolor de cabeza volvió y la visión nublada también, no note que mi caída había juntado una multitud de unas 20 personas. 

Cuando vieron que estaba relativamente bien, la mayoría se fue, pero otros pocos se quedaron, muchos comenzaron a aconsejar, que me había dado un aire, que me pusiera ruda, que se me había bajado la presión, que me trajera una coca, que me pusiera un algodón en el ombligo, muchas cosas. 

Supersticiones de la gente. 


Me ofrecieron ir a sentarme a la oficina del panteón en lo que llegaba la ambulancia, la oficina estaba muy cerca de la salida del panteón, tuve que esperar allí con un tremendo dolor de cabeza hasta que llegó la ambulancia y fui llevada al hospital. 

Ya en el hospital, me revisaron, me hicieron una tomografía, pero todo salió normal, me hicieron un examen toxicológico y también salió normal, solo me diagnosticaron por estrés y migraña, me quedé esa noche en el hospital sin más problemas, mi familia fue informada y llegaron después de un rato a hacerme compañía por la noche, a la mañana siguiente me dieron de alta y me fui a mi casa. 


Pasaron 2 días normales, pero al amanecer del 3er día, tocaron el timbre de mi casa, salí de inmediato porque justo estaba pasando por la puerta, de reojo pude ver como alguien estaba parado afuera, pero cuando abrí, no había nadie. 

Mi teléfono sonó y contesté, pero tampoco había nadie. 

Mi cabeza comenzó a dolerme de nuevo, pero el dolor me doblaba el cuerpo, tocaron el timbre de nuevo, pero parecían locos, tocaban con mucha urgencia, 3 4 5 veces seguidas, corrí para ver quien era, pero de nuevo no había nadie, sin embargo, en el suelo, estaba el saquito rojo y la caja negra. 

De una patada las arroje lejos, en ese momento sentí como si me hubieran clavado un cuchillo en el estómago, comenzó a dolerme muchísimo, me hinque del dolor, sentí como si algo quisiera salir de mi garganta, lo deje salir, comencé a vomitar sangre y lo que parecía ser tierra. 

Al hincarme caí cerca de aquella caja negra, se había abierto del golpe que le di, de ella salió un pedazo de tela, parecía la parte de una playera y un pedazo de papel con una fecha, la fecha era para dentro de 2 días, además de una vela negra que parecía que ya había sido quemada y tierra negra. 

Me levanté toda llena de sangre y entré a mi casa por mi teléfono, llamé al 911 y pedí una ambulancia, me desmayé y no supe más. 

Cuando desperté en el hospital, ya me habían hecho estudios y demás, un doctor se acercó a mí y me pregunto que, si había intentado suicidarme, pero yo con una mueca de extrañeza le conteste que no, que obviamente no, me respondió con otra mueca, de incredulidad, al mismo tiempo que me decía, los clavos que sacamos de tu estomago no mienten, sacamos 7, ya te hicimos radiografías y al parecer son todos. 

Me quedé con mucha intriga sobre qué es lo que había pasado. 

Esa vez, estuve internada una semana, mi familia iba a visitarme, mis hermanas, me decían que ellas me querían mucho, que siempre contaba con ellas, que muchas veces no me visitaban, porque ellas tenían a su familia, pero que no dejaban de amarme, yo insistí en que jamás intenté suicidarme. 

Me preguntaron entonces qué pasó, pero simplemente no pude contarles, no porque no quisiera, pero cuando iba a decirlo las palabras no me salían. 

Me dieron de alta y mis hermanas me llevaron a casa, una de ellas me dijo que se quedaría conmigo, que había pedido sus vacaciones y tenía 2 semanas para compartir conmigo, cuando llegamos encontré sus maletas en la sala y ya había tomado mi sofá como su cama. 

De nuevo pasaron 2 días y todo estaba normal, pero el tercer día por la mañana al levantarme, vi que mi hermana aún seguía dormida, cosa rara, pues ella se levanta muy temprano a hacer ejercicio, al final la deje dormir, suponiendo que tendría más cansancio del usual. 

Horas más tarde despertó, eran ya como las 2 de la tarde, me reclamó por no haberla despertado, tenía una cara demacrada, parecía que estaba muy enferma, le pregunté y me confirmó que se sentía muy mal, que le dolía la cabeza y tenía ganas de vomitar. 

Sude frio y comencé a ponerme nerviosa, tenía los mismos síntomas que yo, le dije que se sentara, que tenía que decirle algo, nos sentamos en el sofá y comencé a platicarle de que fui a ver a mi madre, le puse flore y así, pero justo cuando iba a llegar al momento en que le contaría sobre lo que encontré, las palabras no me salían, intente escribirlo, pero tampoco, algo me paralizaba por completo. 

Me pidió que le explicara de otra manera, pero no pude, se me ocurrió entonces buscar una película de terror de las tantas que tenía, pero extrañamente no encontré ninguna, mi frustración era evidente. 

Me pidió dejarla en paz porque quería descansar y dormir, la dejé. 


Para relajarme un poco quise salir a la calle para despejarme, cuando iba hacia la puerta, pude ver la sombra de alguien parado justo afuera, a través del cristal podía sentir su mirada, extendí la mano y abrí la puerta lo más rápido que pude, para atrapar a quien fuera, pero no había nadie. 

Desde mi puerta vi con horror, que el saco rojo y la caja negra seguían tirados en aquel pasillo que va desde la puerta de mi casa hasta el zaguán que va a la calle, me acerque para tomarlos, pero en lugar de eso, el grito de mi hermana dentro de la casa me impidió hacerlo, corrí adentro para ver qué pasaba y me dijo, que había visto a una señora viejita asomándose desde el segundo piso al final de las escaleras, pero que tenía una cara horrible, como si fuera un demonio. 

Le dije que nos fuéramos de allí, llegamos casa de mi otra hermana, mi hermana le contó lo que nos había pasado, pero yo no le pude contar lo del panteón, mi hermana nos confesó, que la noche que ella se quedó en el hospital para cuidarme, muy tarde salió a fumarse un cigarrillo. 

Y una señora a entrada en edad, se acercó a ella y le dijo, que su hermana estaría bien, que no se preocupara, le tocó el hombro, le dio unas palmaditas y se fue, se le hizo extraña aquella situación, porque jamás había visto a aquella señora en la vida, cuando regresó al interior del hospital vio a la señora de pie en el pasillo que da a los cuartos de los pacientes, para después con una sonrisa hacer una señal como de adiós y se fue caminando en dirección a las camas. 

Nos estaba contando eso cuando escuchamos que sonó el timbre de su casa, mi hermana no tiene cristal en la puerta, pero le dije que no abriera, que seguro no era nadie, porque ya me había pasado a mí, pero me dijo que había encargado agua de garrafón y seguro ya se la llevaban. 

Un minuto después regresó y me dijo que tenía razón, que no había nadie, pero que había encontrado un saquito rojo, cuando lo mis ojos se abrieron tanto que sentí que iban a salir de su órbita, le dije que eso me estaba atormentando desde hace días, que eso había provocado los clavos en mi estómago, que una señora viejita me seguía a causa de ese maldito saco. 

Me cuestionaron de dónde lo había sacado, pero de nuevo no podía decir el origen de aquello, mi hermana tampoco creía en todas esas cosas, pero supo de inmediato que era una especie de brujería. 

Imprudente, abrió el saco. 


Dentro había excremento, 7 clavos, cabello, un pedazo de madera y algo podrido que ya hasta tenía gusanos muertos. 

Le recrimine a mi hermana por haberlo abierto, pero me dijo que si era brujería tendríamos que ir con una curandera para que nos quitase aquella maldición que nos habíamos echado encima. 

En cuanto mi hermana dijo eso, mi hermana la que se había quedado conmigo en casa comenzó a arquear y a eructar, como si quisiera vomitar y lo hizo, con mucho esfuerzo parecía que eso que iba a arrojar se le estaba atorando en la garganta, nos acercamos a auxiliarla a golpearle la espalda, para desatorar eso que quería salir de su garganta, por fin vomito, pero lo que vomito fue una cosa horrible, que nos hizo gritar y alejarnos de ella de un salto, entre baba y sangre, podíamos alcanzar a ver un feto. 

Mi hermana se soltó a llorar de manera inconsolable mientras gritaba que no de manera horrorosa, y al final con un grito famélico, ahogado de tristeza y dolor, dijo: MI bebé. 

Mi hermana estaba embarazada y no lo sabíamos. 

La llevamos al hospital, y el doctor no creía lo que habíamos dicho, pero comprobó 2 cosas, el esófago de mi hermana estaba intacto y el canal vaginal también, no entendía como es que se había producido el aborto sin lastimar la matriz ni el canal vaginal. 

Decidimos entonces que era momento de acudir con una bruja o alguien que nos pudiera ayudar. 

Mi hermana se quedó firmando el alta de mi otra hermana, mientras yo esperaba afuera, se me acercó un señor con un bastón, me llamó por mi nombre y me dijo, yo puedo ayudarte a deshacerte de eso que agarraste en el panteón con tu madre. 

Yo estaba con la boca abierta y temblando, y solo asentí con la cabeza. 

Me dijo que por la mañana tenía que plantar en mi casa 7 plantas de estramonio, que se ubicaran cerca de las puertas y ventanas de mi casa, mientras rezaba una oración que me había entregado escrita en un papel, que llevaba por título “La Coraza de San Patricio”, además de poner en un cuenco de cristal, café molido y cáscaras de ajo y depositarlo detrás de las puertas de entrada a mi casa. 

Me dijo que de esta manera, todo se revertiría a la persona que había pedido aquellos trabajos de brujería, me indico que el saco rojo era un trabajo para que a alguien le fuera muy mal, que está constituido por excremento, 7 clavos y madera de un ataúd, además de un objeto de la persona a la que se le deseaba el mal, y que la caja negra, era un trabajo donde a alguien se le deseaba la muerte, estaba conformado también por un objeto personal de la persona a quien se le deseaba el mal, una vela negra con la cual la caja negra será velada, tierra de panteón y un papel con la fecha en que se buscaba el fallecimiento de aquella persona. 

Me describió todo tal cual lo había encontrado. 

Se despidió y le dije que como podía pagarle, me comento que de alguna manera había sentido la necesidad de ir a esa parte de la ciudad ese día. 

Se dio la media vuelta y se fue. 

Cuando mis hermanas salieron les platique del encuentro con aquel señor, dudosas me dijeron que no podíamos hacer eso porque era también estar haciendo brujería, pero yo insistí en que teníamos que hacer lo que nos había aconsejado aquel señor, mi hermana la que acababa de darse de alta, comenzó a gritarme con mucho enojo, diciéndome que a pesar de todo lo que había pasado yo todavía estaba buscando jugar con cosas que yo no conocía. 

Comenzamos a pelear, de una manera como jamás en 30 años que llevamos juntas, me calmé y les dije que de cualquier manera iba a hacer lo que me había indicado el señor. 

Al final las convencí de hacerlo las 3 juntas para que nos ayudara a todas, y lo haríamos en casa de cada una las 3 juntas, ese mismo día fuimos a conseguir todo lo que nos había pedido el señor y compramos suficiente para las 3 casas. 

Nos cayó la noche, no podíamos hacer nada hasta el día siguiente. 

Nos quedamos en mi casa, de alguna manera teníamos un mal presentimiento, que con el pasar de las horas se hizo real, nos quedamos en la sala, a eso de las 10 de la noche comenzaron a tocar el timbre de manera alocada, luego comenzaron a tocar la puerta interior de mi casa y una sombra estaba de pie a fuera, las cosas en la cocina comenzaron a caerse y a ser arrojadas por todas partes, nosotros estábamos rezando aquella oración que nos dio el señor, pero nada parecía funcionar. 

Una de mis hermanas, la que estuvo hospitalizada, comenzó a ponerse morada y a agitar las manos, con la voz quebrada nos dijo que no podía respirar, se tocaba el cuello desesperada como queriendo quitar algo que la estuviese ahorcando, gritábamos desesperadas y le queríamos ayudar, pero no entendíamos como. 

Una viejecita se asomó desde la cima de la escalera y comenzó a bajar con pasos lentos en medio de una tormenta de ruidos, de trastes arrojados, del timbre, de mi hermana ahogándose. 

Gritábamos aterradas, mezclando esos gritos con rezos, mi hermana rodaba por el piso ya completamente morada. 

De alguna manera, el señor del bastón logro entrar a mi casa, corrió con mi hermana y con sus manos hizo la forma como si desatara un lazo del cuello de mi hermana, mi hermana recuero el aliento, traía consigo un crucifijo y lo sostenía con fuerza mientras rezaba tranquilo, con murmullos. 

Mi otra hermana se puso de pie como hipnotizada por algo, se echó a correr y se aventó contra un ventanal que tengo en mi sala, cayo inconsciente en medio de un charco de sangre. 

De alguna manera el estruendoso incidente de mi hermana, termino con todo. 

Llame a una ambulancia, el abuelo se retiró minutos antes de que llegara la ambulancia, la cual tardo en llegar, para cuando llego mi hermana que choco contra los cristales falleció y mi otra hermana tenía una crisis nerviosa, a tal grado que gritaba y lloraba desesperada. 

Antes de irse, el abuelo, me dijo algo que me estremeció y me lleno mi corazón de tristeza: Los hechizos están rotos y ambos regresaron de donde vinieron. 

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