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Mi relato es real y es un poco fuerte, lo viví hace algunos años ya, pero quiero contarlo hoy, muchas personas saben que es lo que paso, pero para superar un poco la tragedia he decidido que darla a conocer me servirá un poco de terapia.
Esto fue en el 2019 durante los festejos de semana santa en Chalma, ese día salimos de casa bastante temprano, como a las 8am, pretendíamos llegar a Chalma temprano para poder quedarnos un rato en las albercas y que los niños se divirtieran un poco, íbamos mi esposa Clara, mis dos hijos, una amiga de mi esposa, Aylin y su novio Alejandro.
El camino de ida fue bastante tranquilo en general, encontramos peregrinos por toda la carretera, vivimos en Cuajimalpa y desde allí encontramos personas en bicicleta, caminando, montadas en camionetas, en fin, lo común de los festejos de Chalma.
Llegamos a Chalma como a las 11 de la mañana, llegamos a comer algo por que no llevamos nada para botanear, teníamos ya bastante hambre y mi hijo el mas grande ya también decía que tenia hambre, mi hijo el mas pequeño tiene apenas 6 meses de edad, entonces a el de la de comer su mamá.
Nos metimos a una fondita y comimos, como a eso de las 12:30 bajamos a la iglesia, hicimos todo el recorrido de ley, en medio de toda la gente, empujones y demás, los que han ido ya saben como es eso.
Cuando íbamos ya de regreso a la camioneta como a las 3 de la tarde, estábamos platicando de a cuales alberca íbamos a ir para divertirnos con los niños un rato, cuando Alejandro, se encontró con unos familiares que vivían por allá y que casualmente tenían fiesta y unas albercas inflables para los niños, nos invitaron a comer y festejar con ellos.
Era en una casa algo retirada del centro, justo a las faldas de un cerro, cuando llegamos notamos que la fiesta no era solo de la familia de Alejandro, era una fiesta como de la calle entera, había bastante gente, como 200 personas como mínimo, nos dieron una mesa y no sirvieron de comer.
Para ese momento eran ya como las 5 de la tarde.
Estábamos festejando y bailando como todos los demás en la fiesta, en una pausa que hicieron, se nos acerca una señora, y nos dice:
Muchachos, no me lo tomen a mal y no es grosería, pero es mejor que ya se vayan, ya se esta haciendo tarde y no quiero que vayan en la carretera de noche, no les puedo decir por que, pero necesito que se vayan.
La verdad si nos molestamos un poco, nos sentimos incomodos y comenzamos a recoger todo para irnos, en eso, regresa Alejandro y le comentamos lo que acababa de pasar, nos pregunto que señora nos había dicho eso, le señalamos cual y nos dijo que era su abuelita, que iría a preguntarle que pues por que nos había corrido de esa forma.
Tardo un poco, pero unos minutos después regresó, pero estaba como dudoso, como con miedo de decirnos la razón del por que su abuelita nos corrió de la fiesta.
Le insistimos durante unos 5 minutos para que nos dijera, nos decía que no le íbamos a creer, que íbamos a pensar mal de su abuelita y cosas asi, pero ya desesperados le dijimos que ya mejor nos dijera, que no nos íbamos a enojar ni anda.
Nos dijo que su abuelita le comentó que cuando llegamos, detrás de nosotros llegaron 3 señoras, que se sentaron justo al lado contrario de la fila de mesas de donde estábamos nosotros, y que de comer solo pidieron pollo cocido, pero sin sal y que se había dado cuenta que no le quitaban la mirada de encima a mi bebé, que seguro eran brujas y que querían llevarse a mi hijo.
Pero que por obvias razones no las podía correr y aunque las corriera eso no garantizaba que siguieran acechando a mi hijo, que por eso nos recomendaba que mejor ya nos fuéramos a la casa, antes de que se hiciera de noche.
Nosotros no habíamos notado la presencia de aquellas señoras, por que estábamos en la fiesta y la vedad es que no somos mucho de poner atención a otras personas.
Mi esposa algo asustada nos dijo que nos fuéramos de inmediato, yo no creía en esas cosas, pero cuando vi a las 3 señoras sentadas enfrente de nosotros y ver como se nos quedaban mirando, comencé a sentir bastante miedo, su mirada era bastante fea, era una mirada muy intranquila, como si llevaran prisa por algo.
Mire el reloj y ya era tarde, eran ya casi las 7 de la tarde, asi que nos fuimos de volada a la camioneta y emprendimos el camino de regreso a la casa, íbamos en el camino platicando sobre las señoras aquellas que se supone eran brujas.
No íbamos ni a medio camino cuando nos cayó la noche, y ahí empezó todo el terror que nos persiguió por los siguientes días.
Poco después de que se hiciera de noche, ni siquiera íbamos a medio camino, Aylin quien iba en los asientos de atrás, nos dijo que a un costado de la camioneta se veían como fogatas que venían corriendo a nuestra misma velocidad, todos volteamos a mirar y si, entre los arboles alcanzábamos a ver 3 bolas de fuego que venían justo al lado de nosotros, tan rápido como al camioneta.
Le dije a mi esposa que se pasara para atrás con mis hijos y que se pusieran el cinturón de seguridad, por que iba a acelerar para ver si podíamos perder a esas bolas de fuego, que obviamente ya sabíamos que eran las brujas de la fiesta.
Aceleré, pero en lugar de perderlas, parece que solo las hice enojar, pues se posaron justo arriba de la camioneta, escuchamos como que algo muy pesado cayó sobre el techo de la camioneta, todos gritamos por que en las puertas se escuchaba como que unas garras se aferraban al fierro de las puertas.
Todos íbamos rezando lo que pudiéramos, pero entre nervios y gritos de miedo de todos en mi camioneta, no podíamos rezar bien, escuchábamos como las brujas se burlaban, veíamos tan cerca las flamas que podíamos verle la cara a esas malditas brujas.
Por fin llegamos a la marquesa, y había aun bastantes carros. Perdimos a las brujas, no nos quisimos detener a nada, seguí manejando hasta que llegamos de nuevo a Cuajimalpa, estacionamos la camioneta en mi garaje, y nos metimos de volada, mi esposa fue por tijeras, espejos y demás.
La camioneta tenia los plásticos de las puertas y el techo derretidos y las puertas llenas de rasguños.
Los amigos de mi esposa no se querían ir, tenían miedo, nos pidieron quedarse en la casa hasta el otro día, nosotros aceptamos, por que pensamos que entre mas gente mejor, nos pusimos a rezar hasta que nos cansamos.
Esa noche no pudimos dormir, en el techo se escuchaban pasos muy pesados, y golpes que hasta cimbraban toda la casa, a ratos escuchábamos murmullos cerca de las ventanas, todos los ruidos se calmaron como a las 4 de la mañana, fue una noche muy larga, pero nada mas paso.
Le llamamos a mi suegra y nos dijo que de volada lleváramos a bautizar al bebé, no lo habíamos bautizado por que pensábamos esperarnos a que cumpliera un año, pero era obvio que no podíamos esperar 6 meses mas.
Mi mujer llamó a un padrecito que dijo que iría a la casa, y de paso bendeciría la casa para que los espíritus y los seres malignos no entraran, pero que seria en uno o dos días por que estaba atendiendo otros asuntos.
Yo tenia que ir a trabajar y mi esposa también, para ser sincero, al llamar al trabajo solo dijimos que estábamos enfermos, quien en su sano juicio nos iba a creer que unas brujas estaban acechando a mi hijo.
Nos quedamos en la casa, pusimos agua bendita que trajo mi suegra, unas cruces, su rosario y varias cosas mas.
Los amigos de mi esposa se fueron, aun un poco temerosos, pero llegaron bien a su casa.
Durante todo ese día nada pasó, todo estuvo bien, pero en la noche, en cuanto el sol se metió comenzaron otra vez los ruidos, los golpes en el techo, pero esta vez fueron mas allá, pues se escuchaba como intentaban abrir las puertas y las ventanas, recorrieron toda la casa agitando los picaportes y jalando las ventanas, por fortuna habíamos revisado todo antes de que se hiciera de noche.
Ahora ya no eran murmullos, escuchábamos voces y risas, pero no distinguíamos que es lo que decían, tocaban la ventana de nuestro cuarto y cuando sentíamos pánico escuchábamos las risas de las brujas, no dejaron de tocar las puertas y las ventanas de la casa toda noche.
Al siguiente día, decidimos que era mejor irnos a la casa de mi suegra, quien llamó a sus hermanas para que rezaran un rosario y se quedaran en la noche.
Nos fuimos muy temprano, tomamos ropa y demás para varios días, nuestro trabajo no nos importo y dejamos de ir, mi jefe me llamaba y a mi esposa su jefe también le llamaba, pero seguíamos diciendo que estábamos enfermos.
Cuando llegamos a casa de mi suegra, en la puerta encontramos una gallina negra muerta, sin cabeza y muchos huevos reventados en el zaguán, ni siquiera nos bajamos del carro, mi esposa llamó a sus tías para que no llegaran a esa casa, pero no contestaban, mi suegra vivía sola y en la casa no había nadie.
Llamamos a mi suegro y llegó unos minutos después, entre los dos entramos a la casa, para revisar que no hubiera nada, mientras mi esposa y mi suegra se quedaron en la camioneta cos mis hijos.
Estábamos revisando el interior de la casa y en eso sonó mi celular, era mi esposa gritando que saliéramos rápido de la casa, por que en el techo estaban paradas 3 señoras viejitas, como vigilando.
Salimos corriendo y volteamos a ver al techo, pero no vimos nada, decidimos regresar a mi casa, cuando arranqué, una cuadra después, vimos a las 3 señoras paradas en la banqueta, siguiendo con la mirada la camioneta, con mucha atención.
Llegando a la casa, volvimos a llamar al padrecito para decirle que era urgente que fuera a la casa, que se estaba poniendo peor, dijo que haría lo posible por ir en la tarde, antes de que oscureciera.
Total que llego la noche y el padrecito jamás llegó.
Estábamos en la casa pensando que podíamos hacer, cuando se empezaron a escuchar los ruidos otra vez, los golpes a la azotea, los intentos de abrir las puertas y las ventanas, corrimos todos a encerrarnos en nuestra recamara, nos acomodamos como pudimos para poder pasar la 3ra noche sin dormir, solos niños habían dormido.
Ya muy entrada la noche, escuchamos que tocaron la puerta de la recamara con mucha fuerza y desesperación, comenzamos a gritar todos de miedo y mi suegra rezaba con mucha fe, mientras abrazaba su biblia y su rosario, pero no dejaban de agitar la puerta como si la quisieran abrir, de alguna manera las brujas se habían metido a mi casa, a pesar de que estaba todo cerrado, verificamos todas las cerraduras 2 o mas veces.
En eso comencé a sentir mucho sueño, mucho mucho sueño, con los ojos entre abiertos, en mis últimos momentos de lucidez, vi como mis suegros y mi esposa, estaban también comenzando a dormirse, no podía ya abrir mis ojos, por mas que lo intentaba.
Cuando desperté, mi bebé no estaba, mi esposa se despertó también con prisa y buscamos al bebé, lo encontramos afuera abajo en la sala, todo lleno de baba, sin ropita, ya estaba morado de frio y tenia mordidas en sus manitas y en las piernas.
Corrimos al hospital para que ayudaran a mi hijo, pero nos dijeron que ya no podían hacer nada, que mi bebé estaba sin vida.
Ya pasaron algunos años, pero todos seguimos con el trauma de todo lo que paso en esos días, solo les puedo aconsejar que por favor, bauticen a sus bebés, aunque no creas, bautízalo, nunca esta demás, nada te quita.
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