La historia que están por escuchar es completamente real, es un pueblo que pertenece al municipio de Tejupilco, Estado de México.
En ese pueblo hay una iglesia qué por si sola es bastante macabra, por la noche carece de toda luz al interior y cuando la vez desde afuera, lo último que te apetece es entrar.
Pero el interés de hoy no es por la iglesia, es por lo que mora a un costado de aquella aterradora iglesia, la casa de una viejita.
Es una casa común y corriente, pero tiene una peculiaridad qué es lo que nos tiene aquí, pues esa casa es hogar de un nahual.
Yo lo sé, nadie me lo ha contado, yo lo vi y yo mismo intenté cazarlo, para matar a la maldita bestia.
Un viernes por la noche llegaron los primos desde el distrito federal, por lo que entre ellos y mis sobrinos se dispusieron a hacer una fogata.
Fueron a buscar los leños y encendieron una fogata, estando ya horas disfrutando de la fogata, a eso de 1 de la madrugada, uno de ellos alcanzó a ver unas luces en lo más alto de un cerro justo al frente de donde se ubica este pueblito.
Extrañados todos, comenzaron a gritar que eran brujas, salimos todos de la casa, solo para confirmar lo que gritaban mis sobrinos, en el monte se veían unas luces como danzando en medio de la nada, yo conté seis, pero otros dicen que eran 8 otros que 10.
Para mis sobrinos en ese momento se terminó la fogata, los hice entrar a todos a la casa pues aquel avistamiento no auguraba nada bueno.
De la Casita de la viejita, no hay mucho que decir, es una casa muy vieja de principios de siglo, esta tal vez próxima a cumplir los 100 años, de adobe, con estructura de madera y prácticamente en ruinas, la última vez que se vio a alguien vivir allí, fue a una viejecita y eso fue hace más de 30 años.
La señora tuvo hijos, pero todos se olvidaron de aquella casa después de que la viejecita murió, desde entonces aquella casa sigue prácticamente igual, todo el pueblo se ha modernizado, pero aquella casa sigue igual, está abandonada, pues se decía que la señora era bruja y todos tienen miedo de acercarse siquiera.
Al día siguiente de que vimos a las brujas en aquel monte, mis sobrinos jugaban afuera, de rato ya un poco aburridos, propusieron como reto ir a asomarse a la casa de la viejecita, en un principio todos se negaron, pero después de discutir un poco, por fin aceptaron ir a mirar entre las puertas de aquella casa.
Iban todos caminando lento, con nervios, una nube se atravesó al sol, oscureciendo el panorama para los muchachos, quienes murmullaron lo sombrío de aquel ambiente.
Se asomaron por una puerta de madera muy antigua, la cual está cerrada con una cadena y un candado, pero esta tan rota que puedes mirar por distintos huecos.
La casa, no estaba vacía, en el medio de aquel cuarto, había una silla mecedora y en la silla, una mujer sentada, horripilante, que se movía de manera muy nerviosa y errática, escarbando en el piso, haciendo un hueco, escarbaba tan rápido como un perro, al terminar el hueco, se levantó, comenzó de manera desesperada a sobarse los pies, hasta que pudo por fin quitarse el primero y lo coloco en aquel hueco, luego el otro pie, se movía como si tuviera desesperación por algo.
Toda esta escena transcurrió en cuestión de segundos, tal vez 10 segundos, pero no más.
Mis sobrinos asustados echaron a correr y a gritar, entraron a la casa asustados, todos gritando cada uno su versión de lo que vieron y lo que sintieron.
Como todo adulto maduro, creí que todo era imaginación de los muchachos.
Pero esta idea cambio cuando llegó la noche.
Poco antes de que se metiera el sol, aún estaban mis sobrinos jugando en el patio, cuando escuche un ruido muy fuerte sobre la casa, en la azotea, enseguida un aleteo que hizo retumbar toda la casa, rápido salí a asomarme y allí lo vi, era un pájaro negro, enorme, como de tamaño humano, estaba de pie en mi azotea mirando a los muchachos, les grite que entraran corriendo a la casa, pero antes de que todos pudieran entrar, el pájaro aquel se alzó en vuelo y como un ave rapaz alcanzó a uno de mis sobrinos.
Se lo llevó con sus patas de ave, volando y se perdió en la negrura de la noche por encima de los cerros.
Aun figura en mi mente, como si lo viera en cámara lenta, las negras plumas que envolvían a aquella cosa horrible, que tenía cara de una viejita, pero todo lo demás era de un pájaro, que le escurría como sangre en lugar de sudor, el fétido olor que desprendía.
Entré con prisa a la casa y le conté a mis primos lo que había pasado, sus caras de incredulidad y de miedo fueron inmediatas, la cara de mi primo, el papá de aquel pequeño fue de furia y miedo. Tomé una escopeta que tenía guardada y un machete y salí corriendo con dirección al cerro.
Detrás de mí, venían mis 2 primos, entre ellos el padre de mi sobrino, con otra escopeta, machete y hasta un martillo.
En la casa se quedaron mis sobrinos junto con las señoras y otro primo, a manera de guardia.
Íbamos por un camino, cuando vimos que entre los árboles corría una sombra negra, y escuchamos a lo lejos como gritaba y lloraba mi sobrino, cambiamos de ruta, con dirección a aquella sombra, pero cuando por fin la íbamos a alcanzar, por poco caímos en un despeñadero, donde era seguro que moríamos con la caída, apenas alcanzamos a detenernos.
Ahora sé que aquella sombra y los gritos fueron una treta del monstro aquel para deshacerse de nosotros.
Continuamos con prisa hasta la cima de aquel cerró, al que llegamos bastante cansados, era de noche y apenas distinguíamos los árboles, estábamos en el lugar donde una noche antes habíamos visto a las brujas en forma de bolas de fuego.
Nos dimos cuenta de ello, porque había pasto quemado, velas y telas rojas.
Al asomarnos por la orilla del cerro, vimos que había una pequeña cabaña, donde se alcanzaba a distinguir una tenue luz, pero si bajábamos, perderíamos de vista mi casa, donde se resguardaban los niños, sin embargo, teníamos que bajar, mi sobrino podría estar allí.
Antes de que pudiéramos decidir, una risa y pasos detrás de los árboles nos obligaron a ponernos en guardia, estaba temblando y no sabía que hacer, el pánico me tenía paralizado.
Uno de mis primos me jalo del brazo y nos echamos a correr, escuchábamos los pasos que venían detrás de nosotros a toda prisa, pero no se veía nada, aun así, la prisa con la que venía persiguiéndonos, era tal que casi nos alcanzaban.
Llegamos a la cabaña y entramos, no había nada, estaba vacía, en el centro solo había una vela encendida.
Cerraron la puerta detrás de nosotros, escuchamos varios golpes en el techo y pasos, eran más de una cosa, estábamos gritando y temblando de miedo.
Disparamos varios escopetazos, pero no atinábamos a nada.
En la ventaba pudimos ver una de esas cosas asomada, el terror que sentíamos era indescriptible, estábamos a punto de morir a manos de sepa dios que cosas.
Veíamos sombras pasar por fuera de las ventanas, pero aún no se atrevían a entrar, de pronto, dejaron de escucharse los pasos y las sombras desaparecieron, todo se quedó en silencio y completa calma.
El papá del muchacho bastante seguro decidió abrir la puerta y salir, al asomarse no vio nada.
Entonces salimos todos, volvimos a la cima del cerro, y desde allí vimos que las bolas de fuego volaban por encima de mi casa, y había una mas muy cerca del panteón, supusimos que allí era donde tenían a mi sobrino.
Bastante inseguros de nuestra decisión, corrimos al panteón, en casa estaban mis primas y mi otro primo con la escopeta cuidando de mis sobrinos.
Llegando a las faldas del cerro, de entre los árboles de repente se asomaban rostros horribles y se echaban a reír, se escondían tan rápido como se asomaban, como si fueran destellos detrás de los árboles, primero de un lado y luego del otro, presas del pánico, en medio del bosque y de la noche, nos detuvimos, parecía que estábamos siendo cazados.
A paso lento y precavido llegamos al panteón, donde nos dimos cuenta de que lo que había allí, no era una bruja, era tal cual una fogata, nos habíamos equivocado y ahora teníamos que regresar, arrepentidos de nuestra decisión y preocupados, pues estábamos aún más lejos de la casa.
Al darnos la vuelta para volver, una señora viejita estaba frente a nosotros, iluminada por la luz de la luna, entre los árboles, como una figura fantasmal, no nos miraba, miraba como furiosa al suelo, le apunté con la escopeta, pero no pude disparar, tampoco mi primo, simplemente no podíamos apretar el gatillo.
Mis ojos no daban crédito a aquella imagen, y mi mente estaba al límite de comenzar a resquebrajarse de nervios.
En un parpadeo, aquella señora horrible, se convirtió en el ave negra de nuevo, alzo en vuelo y nos aventó una bolsa de tela roja, que se abrió cuando cayó a nuestros pies, de ella salieron un montón de huesos y ropa, era la ropa de mi sobrino, incluidos un par de tenis que yo le había regalado.
En ese momento todos nos quebramos, estábamos ya muy lejos de la casa y la búsqueda de mi sobrino perdió todo sentido, entre llanto y pánico, regresamos lo más rápido que pudimos a la casa, cuando llegamos todos estaban en relativa tranquilidad, ansiosos por que llegáramos, con la voz quebrada, desconsolado, mi primo abrazo a su esposa y ambos echaron a llorar sin que nada los pudiera aliviar, sin decir palabras, todos en aquel cuarto entendieron que aquel muchachito, jamás iba a regresar.
Cuando en el pueblo contamos la noticia del terrorífico evento, todos comenzaron a entrar en pánico, se dio un toque de queda desde las 7 de la noche, sin embargo, después de aquella noche, ya nada más paso, no volvimos a ver a las brujas en aquel cerro, ni en ningún otro lugar, el pueblo sigue bastante tranquilo, como si jamás hubiera pasado nada, como si el fallecimiento de mi sobrino fuera solo una de tantas leyendas que se cuenta en el pueblo.
La casa de aquella señora sigue allí, la podemos ver todos los días desde mi ventana, el hueco donde el nahual enterró sus pies está vacío, y no hay nada más en ese lugar.
Desde entonces, he tenido las mismas preguntas, si la señora de aquella casa era el nahual, o si el nahual tomo la forma de aquella señora, si usaron la casa como refugio, si las fogatas que suponemos eran brujas, eran reales o también fueron visiones provocadas por el nahual, si la idea que tuvieron mis sobrinos fue autentica o fue una trampa del nahual, si solo era uno y no muchos como cuando nos rodearon en la cabaña, tengo muchas preguntas que jamás podré resolver.
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