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Necesito contar esta historia por que siento la muerte pronta y mi conciencia no me va a dejar descansar adecuadamente, no quiero ser un fantasma que pulula errante en la tierra de los vivos, intentando saldar algo que seguramente jamás podre remediar, son las recientes pesadillas con visiones horrorosas que he sufrido y que no puedo soportar las que me obligan a relatar esta olvidada historia.
Pero al dar a conocer la verdad, de aquello que recién acontece y perturba la quietud de este viejo pueblo, no es fácil, sin embargo, por mi propia tranquilidad y por la tranquilidad de la gente de este pueblo, que teme represalias demoniacas por semejante descubrimiento, tengo que hacerlo.
A la corta edad de 14 años comencé a trabajar en la hacienda de Don José Augusto de Castillo, donde comencé laborando en la cocina, mis padres trabajaban aquí mismo, la verdad es que Don José pagaba muy bien y su hacienda era de las pocas haciendas que no eran consideradas esclavistas.
Teníamos buenos horarios, buena paga y puntual, además de ciertos beneficios que estoy seguro que ninguna otra hacienda en el país tiene, nos daba libre nuestro día de cumpleaños, nos regalaba ropa, nos regalaba el desayuno, por que decía que “sin un buen desayuno nadie puede comenzar bien el día”.
Trabajé y dediqué muchos años de mi vida a aquella hacienda, como todos, subí en el escalafón de este decoroso trabajo, tenia mas responsabilidades, obviamente la paga era mayor, para cuando cumplí 24 años ya era prácticamente la mano derecha de Don José, pues siempre estaba dispuesto a tareas que muchos otros no querían hacer y aprendí de todo lo que había que hacer en la hacienda,
En ese entonces, la hija de donde José estaba también cumpliendo 24 años, la joven se llamaba Juliana, muchos eran los pretendientes de Juliana, pues era una chica muy bella y muy amable, del mismo carácter que su honroso padre, señores de otras haciendas venían a ofrecer favores a cambio de que Juliana se casase con herederos de grandes fortunas, pero Juliana los rechazaba, pues el interés amoroso de la hermosa muchacha recaía otra persona.
Para Juliana evitar que su padre se enterara de aquel amor prohibido, siempre decía que ella prefería estudiar que casarse con cualquier hombre rico.
Como era natural, con el tiempo Don José se dio cuenta que Juliana tenia una relación, pero ambos eran tan cuidadosos que Don José tardó en darse cuenta quien era el pretendiente.
Yo como mano derecha de Don José, tuve la encomienda de averiguar quien era aquel muchacho.
Ahora que estoy aquí recostado en mi cama, recuerdo cuan vivo me sentí cuando me dedique a realizar tan traicionera tarea, por que no sabia el horror que vendría cuando fuera resuelta.
La pesadilla que es recurrente, donde imágenes de un hombre igual a mi es enterrado vivo, sin ataúd, sintiendo cada grano de tierra cayendo sobre mi cuerpo, pero no soy yo, por que soy yo uno de los que están agregando tierra a mi sepulcro, entre gritos el hombre igual a mi, pide a todos que se detengan, pero en lugar de eso, agregan una pesada losa de mortero y piedra.
Tardé algunas semanas, por que aquellos enamorados muchachos solían verse de formas bastante secretas, dejando mensajes que solo ellos entendían, y yo, sin estudios no lograba apenas leerlos, mucho menos descifrarlos, aun asi, el ingenio de un habido de reconocimiento no tiene cansancio y pronto supe quién era aquel muchacho.
Cuando informé a Don José, soltó una carcajada, no era lo que yo esperaba, aun asi recibí mi felicitación y una recompensa monetaria.
Pensé que Don José se enojaría y obligaría a Juliana a terminar aquella relación, pero no, él tenia la férrea confianza en que ambos terminarían pronto, pues aquel humilde cocinero de la hacienda no podría ofrecerle mas que desgracias y pobreza a su hija, y ella pronto se daría cuenta, entonces la absurda relación terminaría y Juliana por fin aceptaría casarse con algún rico hacendado.
Don José estaba muy equivocado, Juliana al saber que su padre estaba al tanto de su relación, decidió entonces ir mas allá, decidió que se casaría con aquel muchacho, Don José acepto a regañadientes, no sin antes advertirle a Juliana que el aportaría solo lo mínimo para la boda y la familia de su futuro esposo tendría que poner el resto, Juliana tuvo que aceptar.
El vestido blanco de Juliana, era tan hermoso, pues se había hecho a medida y gusto de Juliana, con la telas mas finas y costosas que el dinero de don José pudo pagar, en cambio el ropaje del muchacho era austero, no feo, pero se notaba de lejos que la hechura era pobre y la tela sin duda corriente.
El mismo día de la boda, Don José llamó a su hija a su despacho, quería entregarle su regalo de bodas en persona, Juliana, hermosa como siempre había sido, entró a aquel despacho envuelta en su vestido de bodas, feliz, con una sonrisa de plena realización, pues su padre además de aceptar el casamiento, le estaba bendiciendo con un regalo de bodas.
Debo aclarar antes de seguir, que yo en aquel entonces mantenía en alta estima el honor que todo hombre debe tener, en este caso mi propio honor estaba en juego, Don José en ese momento me hizo jurar, que no intervendría de ninguna manera, de otra manera, se vería obligado a llevar a cabo alguna represalia.
Esta pesadilla donde una mirada horrible me toma por sorpresa desde el fondo de un oscuro cuarto, cuando esa mirada sale de la obscuridad, asoma inquietante un cuerpo en podredumbre, con enjambres de moscas alimentándose de las partes descubiertas de aquel morboso espectro, con la piel azul, descompuesta, con las manos sangrantes, hechas pedazos, todo mientras un lúgubre ambiente me envuelve, teniendo como melodía de fondo un llanto suave pero desesperado, un sollozo de largo sufrimiento.
Como dije antes, quiero morir lo más tranquilo posible a pesar de las circunstancias y los indiscutibles descubrimientos recientes.
Cuando Juliana entró, su padre le pidió tomar asiento, comenzó a hablarle de lo que era el amor y de como él y su fallecida madre, al casarse hicieron una mancuerna entre dos familias poderosas que los llevo a tener las riquezas que ahora poseen, Don José continuo su discurso unos minutos mas.
En contra de lo que todos esperaban, pues ya era hora de la misa, los invitados a la boda, fueron informados de que Juliana había decidido no casarse con aquel joven, y que se iría pronto a un pueblo lejano de donde jamás regresaría y pedía atentamente que no se le buscara, pues llena de vergüenza por aceptar casarse con aquel muchacho, un simple cocinero y llena también de vergüenza por no saber como terminar con él, no quería que aquella humillación la persiguiera de por vida.
El novio de alguna manera ya esperaba algo asi, sabia que aquella serie de eventos de los que había sido protagonista no podían ser tan perfectos, triste, se retiro a su casa, avergonzado por que lo dejaron plantado a tan solo minutos de su boda.
Todos los invitados sorprendidos comenzaron a salir, murmullos se escuchaban por todo el lugar, los elegantes vestidos y costosos trajes de fiesta se dispersaron hasta la salida de aquella hacienda.
Minutos después, una carreta guiada por 2 caballos fue vista salir a toda prisa, llevando los caballos a todo galope, el correr de semejantes bestias hacia retumbar el suelo desde donde todos miraban, al mando de las riendas, iba la joven, alejándose rápidamente, hasta perderse en el horizonte.
La verdad, ciertamente es otra…
En ese momento el rostro hermoso de Juliana cambio su semblante, sabia que no estaba allí para solo recibir un regalo de bodas, su padre continuo la charla mientras la novia lloraba.
Antes de que Juliana pudiera decir palabra, con lagrimas en los ojos y con arrepentimiento prematuro, Don José de un golpe dejó inconsciente a su amada hija, entre los dos bajamos a una Juliana desvanecida por una trampilla debajo del escritorio de Don José, llegando a un cuarto oscuro, construido enteramente de roca, donde al fondo había un especie de armario.
¿Por que tendría Don José un cuarto secreto en su despacho?
Fue allí donde depositamos el cuerpo aun con vida de la hermosa Juliana, no pude observar mucho a mi alrededor pues solo había una pequeña lampara, pero alcance a ver que en el piso había ya preparado mortero y también un montón de piedras.
Se que hace 3 días, después de demoler aquella construcción por que al nuevo dueño no le gustaba, que encontraron a Juliana, obviamente ya era demasiado tarde para todos, 72 años han pasado desde aquel aberrante hecho del que fui testigo y cómplice.
La carreta era una chica de limpieza a la cual se le encargo ir a dejar una urgente carga de trigo al siguiente pueblo, la chica regreso 2 días después sin saber nada, fue solo un engaño que formulo Don José, para que si Juliana era buscada, fuera buscada lejos, pero nunca en la hacienda, es justo ahora, que todos saben la verdad sobre aquel montón de huesos que atormenta la tranquilidad de este pueblo, que sepan que no tiene maldición alguna y no traerán desgracias a la gente que aquí habita.
Juliana es ya un montón de huesos, envueltos en un descuidado hermoso vestido blanco y los rasguños desesperados en la roca interior de aquel armario hacen evidente la agonía que sufrió mi hermosa señora Juliana en aquel horrido cuarto, seguro que gritó, seguro que sollozó, seguro que sufrió innombrables horrores, pero nadie, nadie, la pudimos escuchar.
Esto no acaba aquí, recién he sido informado, de una desgracia aun mayor, uno de mis bisnietos trajo a casa una fotografía, encontrada en una tumba similar a la de Juliana y justo al lado de ella, donde también hay un montón de huesos pero estos están envueltos en un pomposo vestido azul, en la foto aparece mi señora Juliana cuando tenia unos 4 o 5 años, mi patrón don José y su esposa, portando aquel mismo vestido azul que envuelve sus blancos huesos.
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