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Un Nahual se llevó a mi sobrino - Relato de HORROR

Sueños impresos de realidad




El sueño mas horrible que he tenido jamás, un sueño que pocas personas se atreverían a recordar, pero yo a pesar de no ser muy valiente, decidí recordarlo, ya que al siguiente día la impresión de tal sueño fue muy fuerte.


Ese día como es costumbre después del trabajo, llegue a casa, cansado, mi esposa me sirvió en un plato de cerámica blanca mi comida y nos sentamos los 4 a la mesa a comer. 


Terminando me recosté un poco a leer algún libro, ya ni siquiera recuerdo cual.


Mi cabeza comenzó a doler un poco y creí que esta forzando la vista al leer, mi buró esta junto a una ventana que da al portón de mi casa, acostumbro guardar mis lentes en el cajón de ese buro, así que fui por ellos.


Al llegar buro y abrir el cajón, de reojo alcance a ver a mi esposa a través de la ventana mientras sacaba la basura, tome mis lentes y regrese al sofá para continuar mi lectura, mis hijos subieron cada uno a su cuarto, y yo me quede tranquilo leyendo.


El dolor de cabeza no cedía a pesar de tener los lentes que se supone descansarían mi vista, a los pocos minutos mi nariz comenzó a sangrar y sentí una fuerte punzada en mi la parte derecha de mi cabeza, quise levantarme pero fue imposible, sentí un mareo muy fuerte y en lugar de levantarme, caí mas bajo hasta el suelo.


Gritando llame a mi esposa, pues me asuste, tenia miedo, pero nadie acudía, grite aun mas fuerte a ver si es que alguno de mis hijos podría auxiliarme, aunque estoy seguro que la escena no seria nada agradable.


A ellos no quería preocuparlos, pues la sangre de mi nariz no dejaba de salir y en la alfombra había dejado ya al menos un litro de mi sangre regada.


Grite con mas intensidad, escuchaba pasos en el piso de arriba y pensé que alguien ya venia, pero no vi que alguien bajara por las escaleras.


Quise ponerme de pie, recargue mi brazo sobre la mesa de centro para intentar levantarme, pero en lugar de eso caí boca arriba, comencé a ahogarme con mi propia sangre.


Me asuste aun mas, no entendí que es lo que estaba pasando, todo comenzó como un ligero dolor de cabeza y ahora, tan solo minutos después estaba apunto de ahogarme con mi propia sangre y sin que nadie pudiera escucharme.


Podía escuchar voces a lo lejos, agitadas, pero no lo lograba entender lo que pronunciaban.


Quise alzar la mirada, pero todo era borroso, escuchaba pasos, pero no distinguía apenas nada.


En un reflejo para evitar morir, vomite la sangre de mi estomago junto con la comida en digestión y el esfuerzo me ayudo a colocarme sobre mi brazo derecho, expulsando toda la porquería roja de mi boca.


Cuando gire al costado, los ojos de mi esposa me miraban fijamente, como extrañado de que estuviera yo en el piso tirado casi a punto de morir.


Estire mi brazo para alcanzarla y que me ayudara a levantar, pero estaba demasiado lejos, me sentí extraño por que no me quitaba la vista.


Caí pronto en cuenta de que yo estaba aun recostado y mi esposa también estaba allí, tirada junto conmigo, y su mirada mas bien estaba vacía, sin vida.


Mi mente dio giros intentando entender que estaba pasando, el sangrado de mi nariz no terminaba, y el dolor se hacia cada vez mas intenso, el terror llenaba cada poro de mi cuerpo.


Pensé que de alguna manera la comida nos había hecho mal, y pensé en si mis hijos estarían bien.


Grite de nuevo, intente arrastrarme, pero la mesa me estorbaba y si la movía, golpearía a mi esposa quien estaba recostada del otro lado.


Mi corazón se llenaba de lagrimas que pronto brotaron como rio sobre mis mejillas, mezclándose con la sangre, el vomito y la saliva que había en mi cara.


Como pude logre sentarme y reposar sobre mis nalgas, grite a mis hijos y ninguno venia, la preocupación por ellos me aterraba.


¿Algún veneno?, ¿Quién y por que?


Iba a morir con los ojos de mi esposa fijos en mi memoria, sin la cara hermosa de mi hijos, jamás volvería a verlos nunca mas, como en ciertos momentos, mi memoria trajo al frente una cantidad infinita de recuerdos y bellos momentos.


Comencé desesperado a arrastrarme escaleras arriba, me limpiaba la sangre a ratos, mis movimientos eran torpes y apenas lograban hacerme avanzar, después de un largo tramo de tiempo, llegue arriba.


De frente a las escaleras estaba mi habitación, los cuartos de mi hijos estaban mas al fondo del pasillo.


Continúe gritando y arrastrándome, en mi cabeza corría la idea de el estado en que encontraría a mis hijos, idea que empujaba cualquier esperanza fuera de mi cabeza.


Cuando llegue al primer cuarto, mi hijo estaba sentado en su silla tan tranquilo, yo solo podía verlo de espaldas, pero de igual forma note que algo no estaba bien, la duela acogía litros de sangre.


Llorando, con dolor y pocas esperanzas de encontrar con bien a mi hija, me apresure y me arrastre lo mas rápido que pude hasta que llegue a su cuarto, en su puerta mi hija tenia un espejo de cuerpo entero mas o menos a unos 60 centímetros sobre el nivel del piso.


Cuando llegue a el note que algo no estaba bien en mi. La sangre además de salir de mi nariz, salía del costado derecho de mi cabeza. Mi mejilla estaba inflamada y yo estaba completamente despeinado.


Empuje la puerta, detrás de la cual la escena no era menos horrible que la que había encontrado antes.


Mi hija, yacía recostada en el piso, recostada como en forma fetal y bañada en sangre.


Llore, sin consuelo, sin entender, que había pasado, que es lo que estaba pasando, pensando con dolor pero con frialdad, pensé en no mover nada de ellos, dejarlo todo como estaba.


Regrese sobre mi propio rastro de sangre y lagrimas, con repudio total a lo que estaba pasando, el dolor de mi corazón no me dejaba, quería morir con ellos.


Cuando me acercaba a las escaleras, escuche un golpe bastante fuerte y escuche gritos, pero no distinguía que estaba sucediendo.


¿Serian acaso las personas que nos hicieron esto? ¿Qué demonios estaba pasando?.


A los pies de la escalera alcance a ver una sombra, me llene de terror al pensar que podrían regresar al terminar con migo y balbuceando le dije: "¡Ven a terminar conmigo hijo de perra!".


Esa sombra dio un paso al frente y giró rapidamente, para mirarme fijamente a los ojos.


Cuando lo vi, no supe que sentir.


Detrás de el venían mas sombras, que pronto también me miraron con asombro.


Corrieron hacia mi, cautelosos de que pudiera haber alguien mas en mi casa.


Sentí alivio, me preguntaban cual era mi nombre y que había pasado. Preguntas que no respondí.


Me quedé tranquilo, a tal grado que me desmaye, me deje ir, deje que pasara lo que tuviera que pasar. 


Era la policía, ¿por que?, ¿Quién dio aviso?. No se pero por fin llegó. 


No se cuantos días después, para ser sincero, desperté, con vendas que envolvían desde mi rostro hasta la nuca y con mi cabeza aun adolorida.


Escuche de fondo que comentaban que el orificio de entrada fue en mi sien derecha y salió por la parte posterior de mi cráneo. 


En eso de acercó a mi un policía, seguramente a interrogarme sobre lo que había pasado, por lo cual de inmediato intenté hacer memoria de todo, para poder dar testimonio, pero no recordaba más de lo que ya he narrado aquí. 


En lugar de preguntar que había pasado, lazó una afirmación envuelta en una pregunta.


De alguna manera y por fortuna, desperté. Respire profundo, mire alrededor y todo estaba bien.


Estaba recostado en mi sofá, el libro estaba tirado en el suelo, mi esposa estaba en la cocina, se escuchaba algo así como un ruido de bolsas. 


Escuchaba a mis hijos, cada uno en su cuarto. 


Por fortuna todo fue un sueño, un horrible sueño, estoy intentando recordar lo que me dijo el policía al acercarse a mi... 


¡O Dios!, ¡Ya se que fue! 


Cuando recordé aquello que dijo el policía, la sola idea de imaginar eso, provocó en mi una jaqueca que me frunció el ceño, me levanté del sofá mientras ponía mi mano en la cabeza, como intentando sobar mi cerebro, sentí que iba a desmayar, mi nariz comenzó a sangrar.


Escuché a mi esposa salir por la puerta del frente seguramente a tirar la basura, fui a mi cuarto y mire por la ventana, efectivamente era mi esposa que tiraba la basura. 


Yo algo saque de mi buro... No recuerdo que... ¿Pastillas?, ¿mis lentes?, ¿Qué fue?... 


Aquel policía en mi sueño increpó:


"Hermano, revisamos las cámaras de tu casa, ¿por qué lo hiciste?". 


Como mencione al principio, la impresión de ese sueño fue tan fuerte que se quedo impreso en la realidad.

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